Pues sí, ayer pasaba algo, de eso no cabe la menor duda. Por alguna extraña razón, todo el mundo se volvió loco y empezaron a disfrazarse: que si de batman, de bucanero, de señor sin cabeza... pero sobre todo de brujas y similares... y he de reconocer que fue un éxito porque todos, todos todos, iban por la calle con capas negras, sombreros de punta.... Papá decía que en el fondo, era como un día más para mí, solo que ayer me tocaba ponerme el uniforme; sin embargo otro señor decía que era el día oficial en honor de las hijas del Presidente (?) y no sé que tengo yo que ver con eso, que se sepa papá no es presidente de nada....
En cualqier caso, salimos disfrazados y fue un poco estresante; saber que la gente de va a disfrazar es una cosa, pero ver la calle a ocuras y gente con sangre en la cara, manos y cabezas cortadas, arañas gigantes, brujas de pelos colorados y similares, la verdad, agradar, no agradaba mucho. Cuando ya cayeron los chuches (y algún que otro empujón por cogerlos, por aquello de la crisis, supongo), la cosa mejoró, y más aún cuando llegaron las patatas fritas y la caracola.En definitiva, lo pasamos bien, un poco ruidoso, pero entretenido. Papá, apesar de todo, decía que mejor celebraciones más propias, pero si incluso los hijos de las profes del cole se rinden al jalogüi, díficil será que le hagan caso a papá....
En todo caso él, inasequible al desalient seguirá con sus historias, poniendo la calabaza en la terraza (para que la vea todo el mundo, qué vergüenza) e insistiendo en que la fiesta se llama de ánimas y todos los Santos...
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