sábado, 20 de septiembre de 2008

Vacaciones chil, out o.. chilaut

Mi amanuense se enfrenta a un dilema: o pasar del relato de Bolonia (ya hace dos meses) o hacer un mínimo resumen, aunque eso sí, apoyado en fotografías para mis fans (que ya incluyen el extremo oriente). finalmente he decidido poner fotos y cuatro comentarios. Eso sí, las mejores fotos:

1.- El chilaut (más o menos): Bolonia es un sitio decorado como si fuera un 
pueblo, con vacas por las calles (y sus cacas), con apenas luces, pocas casas, mucho ladrillo madera y telas, muy blanco todo. Vamos, el pueblo mediterráneo de toda la vida, solo que, según papá, ahora eso se le pone música de jazz de fondo, y se le llama chilaut (o al menos, así se lo explicó papá al abuelo).

2.- Los romanos. Me persiguen. por si no había tenido suficiente hace unos meses, me doy un paseo por Bolonia y ¡¡ los vuelvo a encontrar!!. Mejor dicho, lo que queda de ellos. Son muy descuidados. Allá por donde pasan dejan todo bastante descolocado y mal cuidado. Supongo que es  esto  lo que se refiere papá cuando me dice que si no cuido las cosas se echan a perder... El caso es que, no se si para que a los niños nos quede claro eso, aquí los trozos que han quedado te los enseñan como si fuera un museo... aunque sin guía. Yo en cualquier caso, como experta en romanos, desordenar y romper cosas, me postulo como guía de este desbarajuste.

3.- Como no: la playa. La verdad es que si en algo hemos coincidido mis papás y yo es que el sitio era ideal. La playa era una pasada. A diferencia con Huelva, aquí la arena es fina, fina, no 
hay conchas y no hay algas. Las vistas son... bueno, mejor os las pongo. Por 
buscarle defectos, el agua está congelada (lo cual a mamá, por ejemplo no le afecta), y las olas vienen con mucha más fuerza, pero por lo demás..... En la foto que os pongo se ve la vista que teníamos desde la "casita bonita", como yo la llamaba (y es que lo era de verdad). Por cierto, tenía sus gatos, sus hormigas, su manguera de agua... en fin, diversiones adecuadas, muy chilauts.
4.- La casita bonita. Fue de lo mejorcito. Al principio mis padres 
estaban asustados: no tele, no microondas, no nada (bueno, aire acondicionado sí), pero las siestas eran geniales. Tranquilas, ellos leyendo (no se para que lo llaman siesta) y yo durmiendo, como corresponde. La relajación era, quizás, excesiva, así que yo me encargaba de vez en cuando de hacerles volver a la realidad que se iban a encontrar a los dos díoas, que luego se agobian. Pero todo muy bien. Como podéis ver por las fotos, todo muy blanco, muy tranquilo, muy ibicenco... es decir: (todos juntos): muy chilaut.

5.- Y lo más importante y mejor de las vacaciones... yo. Sin comentarios.

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