Bueno, tras varias semanas vagueando, al fin llegó el momento de volver al cole. La verdad es que deberes no me han puesto para el verano, pero he aprovechado la última semana de vacaciones con papá en Huelva, para irme adelantando algunas de las tareas del primer trimestre, así lo llevo con más facilidad (no lo puedo decir muy alto por dos razones, primero porque chochean y se ponen todo tiernos y se lían a hacerme fotos. "mira como hace esto, mira como hace lo otro" (puaj), y segundo, porque se acostumbran). Prefiero ir soltando perlas poco a poco y así los tengo siempre entregados.
Por ejemplo, esta semana me he descolgado con los números. El otro dái estaban con el típico "uno, dos y...", y en vez de cir tres, dije "tres, cuatro y ¡cinco!". Era para verles: toda la santa tarde repiriténdomelo para que dijera"cuatro y cinco". Sin comentarios. Aunque eso sí, ya para chincharles, les suelto el "seis, siete, ocho y nueve....
La segunda monería es que en la playa me pongo las manos en las rodillas, digo "preparados, listos, ya" y salgo corriendo hacia las olas. El problema, que me hacen repetirlo en todos los sitios: el super, con los amigos, el centro comercial... La ventaja, que he aprendido un turco para el verano que viene: con el listos salgo corriendo y cuando llevo tres pasos miro atrás y digo "ya" (je, je).
Más monerías: desde ayer, todas las mañanas me lavo los dientes con papá. Lo hago sólo con agua, dice papá, pero se les cae la baba: fotos, y más fotos hasta que me aburro de meter el cepillo en la boca.
La última: esta tarde ha sido la primera vez que me he tomado la merienda sola. Papá me ha puesto un montón de uvas cortadas en trocitos y con un tenedor me las he tomado "todas, todas". Y luego me he lavado las manitas yo sola, con agua y jabón.
¿Soy o no soy aplicada?
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