domingo, 24 de enero de 2010

2010, el año diez de la chica diez… o sea yo.

Pues sí, aquí estoy de nuevo, con un poco de retraso debido a algún que otro percance culinario…. Pero vayamos por partes.

Como siempre, por aquello de la corrección, pasamos la primera parte de las vacaciones en Madrid y la segunda en Algeciras. Antes, los días previos, los pasamos en casa con lo típico: actuación navideña vestida de pastora, visita al Belén viviente de Corrales (con romanos).

En Madrid nos cogió el temporal (o sea, el invierno, aunque con esto del cambio climático, o pones cara de espanto cuando hace frío en invierno o eres raro, dice papá). Allí aproveché para hacer mucha vida social (la verdad es que yo no quería, pero me llevaban y traían como muñeco de feria) y alguna que otra cosa interesante, como desenterrar huesos de dinosaurio, o ir al planetario a conocer al satélite López. Esto lo aderecé con una intensa agenda gastronómica (de nuevo, arrastrada por mis padres, aunque sin sentimiento de culpa), y de visitas a tiendas, familia y cines. Ví “Donde viven los monstruos”, que me encantó (de hecho, hubo un momento en que me bauticé como Paola Sánchez Contreras KV”.

Posteriormente, y previo paso por el cenagal en que se convirtieron Huelva y Jerez, llegamos a Algeciras donde, en lo básico, más de lo mismo: comida, agenda social, etc… aderezado aquí con las primas. También fui al cine (a ver “Alvin y las ardillas” y, no, no me rebauticé). Me fui a África que, para quien no sepa donde está, le informo: Algeciras-Al fondo Gibraltar-Después del agua África. Si lo repetís muchas veces seréis como Dora Exploradora. En África, igualmente, comida y tiendas, sin diferencia.

Los Reyes Magos razonablemente bien. Papá estuvo todo el tiempo detrás de Benibás y creo que debió engañarlo porque solo me trajeron un poco de carbón de pega (son unos pardillos los reyes, esperaban que con el carbón de pega y un paquete de kleenex, por lo de los mocos, me iba a arrepentir de no se sabe qué….). El caso, es que cayó lo que quería: bicicleta rosa, corona de princesa, libros, una linterna de princesa, un juego ruidoso llamado tetris, etc… En fin bastante bien para lo que me amenazaban mis padres (que han perdido todo su prestigio al respecto), y sobre todo teniendo en cuenta que no hice casi ninguno de los deberes del cole.

La primera semana del cole estuvo bien, pero luego llegó el primer fin de semana, el de los torpes. Y digo torpes, porque no paramos de tener accidentes: papá y mamá, en un patético revival juvenil de cuarentones, aprendiendo a patinar y cayéndose y yo, reconozco que me equivoqué, intentando ver por mi misma como se hace la sopa en un caldero… con resultados de quemaduras de segundo grado en el pie. Eso me ha tenido una semana entera en el dique seco. Menos mal que la abuelita vino de Madrid a cuidarme… se ha quedado conmigo toda una semana. Dice que está contenta de que me haya curado, lo cual no dudo, aunque no se si a eso se le añade la alegría de que vuelva al cole y pueda descansar….

En fin, y en resumidas cuentas, esto ha sido todo. Como veis, empiezo el año con fuerza y energía… pendiente de encauzar, pero con ganas…