Pues sí, día de campo y de asueto... para mis padres. Veréis, para mí los bichos no son nada nuevo: cojo escarabajos, persigo mosquitos, saludo a las salamanquesas, y me embobo con las cigüeñas, pero para mis padres debe ser una novedad porque creo que fueron los p`rimeros en inscribirse y pedir los días libres para venir a la Granja.
Pues bien, ayer fue el gran día, la verdad es que, no lo pude evitar, me levanté un poco somnolienta. Ellos en cambio, llevaban ya dos horas arriba, nerviosos incluso, se quedaron la noche anterior preparando comida (como siempre, medida en toneladas, no en kilos).
En fin el caso es que fuimos a la Granja y lo pasamos bien. Como siempre, yo pegando botes mientras el resto de niños estaban empanados (excepto Ale que, como dicen mis padres, va a conseguir le den un premio a su madre, la pobre va pidiendo disculpas antes de que Ale haga nada....)
En la Granja un tal Oscar nos contó cuentos y luego nos llevó a ver a la vaca Paca, a montar en burro, a ver las ovejas y conejos... Por suerte, tras todo el estrés (más de los bichos que nuestro), tuvimos tiempo para descansar. Algunos, como papá, decidieron intentar echar una siesta en un prado; otros, como yo, decidimos impedirlo.
Al final, rematamos la fiesta jugando en el campo y comiéndonos los panes que habíamos hecho: ¡mi primera comida!.